Mano de mortero de Papúa- Nueva Guinea, 6.000 a C. Museo Británico |
La mano de mortero ha sido un utensilio imprescindible durante miles de años, ha servido para moler y mezclar, pulverizar alimentos y hacerlos digestibles. Quizás sea el objeto humano más valioso y decisivo para el desarrollo de la humanidad. La mano de mortero que ilustra la entrada está expuesta en el Museo Británico, es originaria de Papúa-Nueva Guinea, de una antigüedad en torno a los seis mil años a. C.
El origen y fecha del utensilio, con la precisión que hoy en día permiten los instrumentos de datación, significa que en esa zona del mundo ya existía agricultura en esa fecha y, a la vista de la belleza de la mano, también un sofisticado arte ornamental. Varios morteros encontrados en el mismo yacimiento confirman que estábamos equivocados: la agricultura no nació en Oriente Próximo.
La historia del mundo en 100 objetos, de Neil Mac Gregor, director del Museo Británico hasta 2015, explica las últimas teorías de la evolución social humana, y lo hace siguiendo el rastro de los objetos, intencionadamente se aleja del texto, de la cultura escrita. Nuestra historia, desde la invención de la escritura, es demasiado breve, tiene muy poco recorrido para entender como hemos llegado hasta aquí.
El autor y sus colaboradores desprecian los grandes hechos históricos, linajes, batallas y revoluciones para centrar su atención, por ejemplo, en esa piedra tallada en la que dos amantes se abrazan y que bien podría interpretarse como la representación del amor romántico, miles de años antes de que le diéramos ese nombre. La piedra, un canto rodado que fue trabajado para mostrar la unión física de dos cuerpos, se remonta a nueve mil a. C. En la escultura no hay señal de sometimiento ni brutalidad, es un intenso y tierno abrazo entres dos personas, en las que no se distingue el sexo. ¿Se puede ser más moderno?
Amantes de Ain Sakhrim. 9.000 a.C. Museo Británico |
La historia del mundo en 100 objetos, versión escrita de los programas que se emitieron en la BBC y que su director, coordinador del programa radiofónico, ha convertido en un extraordinario libro, en el que destaca la participación de otras voces, artistas, científicos que conjeturan, siembran interrogantes del porqué y el cómo influyó el utensilio en cuestión en el progreso de la especie.
Nosotros, herederos de los escribas mesopotámicos, apenas seis mil años desde la invención de la escritura, estamos saliendo del cascarón en esta larga historia que nos precede. El texto desvirtúa los hechos, de sobras lo sabemos, porque es fruto de nuestra visión personal, de los olvidos, manías, desprecios y simpatías que inspiran el relato escrito. En cambio, los objetos, como los cadáveres para los forenses, cuentan con precisión y para quien sepa ver, la biografía completa desde su nacimiento y hasta la jubilación. Son inanimada vida que habla por los codos.