¡Espérame en Siberia, vida mía! de Enrique Jardiel Poncela es tronchante y también, muy a pesar del autor, pesimista porque no puede ocultar su amargura, por más que la disfrace. Durante una época de mi vida, sólo leía Jardiel, que fue un escritor de una imaginación descomunal y un ingenio asombroso para dar con la frase exacta y contarnos las mentiras más verdaderas. Por ejemplo, en sus aforismos refleja esa visión cínica y descreída del mundo; era un mirada excéntrica y muy distorsionada, un tipo de humor ibérico tragicómico, el mismo que cultivaba el guionista Rafael Azcona, los dos siempre acababan enseñando la patita de la ternura y de la compasión con los infelices, personajes que se ríen mucho, sobre todo de si mismos. En ¡Espérame en Siberia, vida mía! Mario Esfarcies, el protagonista, intenta suicidarse quince veces sin conseguirlo, quince intentos de suicidio de muy variopintas maneras. En la última intentona, una mujer bellísima y muy elegante aparece en escena, también es una suicida que ha elegido pegarse un tiro en el mismo lugar que Mario, tras un hora de observarse uno a la otra, él le pide que lo deje matarse en paz, ella se niega a marcharse, se cuentan los motivos de la tremenda decisión y, claro, se enamoran. El diálogo se desarrolla así:
-¿Va usted a matarse por el hombre del retrato?
-No. Ese hombre me adora y vive pendiente de mí, pero por eso mismo...¿Usted conoce una cosa más desesperante que el amor de un hombre?
-Sí, el amor de una mujer.
-¿Cómo se llama usted?
-Ahora la baronesa de Cáttaro, cuando rodaba por los cabarets de Europa, me llamaban Mimí Bazar.
-¿Mimí Bazar? ...Me gusta ese nombre ¿Por qué la llamaban Mimí? ¿Acaso por...?
-Sí, por eso.
-¿Y por qué la llamaban Bazar?
- Porque todo lo mío estaba en venta.
La novela fue escrita en 1929, es una obra humorística, y como todas las suyas, estrambótica con el absurdo sobrevolando desde el principio al final. Después de la guerra civil española, sus cuatro novelas se prohibieron, quizás por esa razón Jardiel dejó de escribirlas para dedicarse al teatro. He recomendado muchas veces la lectura de sus novelas -sin éxito- Amor se escribe sin Hache o el último de sus libros, Exceso de equipaje, un compendio de novelas cortas, aforismos y artículos de prensa que releo porque la sagacidad y la brillantez de Jardiel no pasa de moda y siempre consigue hacerme reir.
La ilustración es obra del artista Jos de Mey, es una figura imposible.