domingo, 28 de junio de 2015

Las invención de la belleza



Entre el año 1000 y 600 a.c, la belleza vino a parar en mito universal, en una permanente referencia que contemplamos desde este futuro traicionero. 
En este tiempo oscuro, Homero parió su Iliada y Odisea que ha pervivido gracias a los bardos. Miles de versos recordados con exactitud a lo largo de más de dos mil años. El jónico de Esmirna, lengua que hablaba Homero, por obra de un genio o de varios, fue a parar en la invención de la escritura griega. Y en esa época, llamada negra por los historiadores, se acuñó la primera moneda y se dictaron las primeras leyes. 

 
En el 593 a.c, Atenas era un núcleo urbano pequeño, dicen que se podía recorrer, de punta a punta, en diez minutos y que su población griega, sin contar esclavos, no superaba los seis mil habitantes. 



Imaginemos el mercado, en el centro de la ciudad, donde llegaban de madrugada agricultores y ganaderos, marinos y comerciantes extranjeros para vender sus productos. El paisaje no sería muy diferente al de hoy. La dureza de cultivar los campos resecos, el pastoreo por los montes, el mar cercano, un entorno bello pero que exige al ser humano que lo trabaja una gran resistencia física para sobrevivir.


En tal panorama, en el casi podemos ver griegos ataviados con túnicas y muchachas en flor, también viejos decrépitos,  las pequeñas fincas estaban hipotecadas y la señal era una piedra en la entrada. Un mojón que indicaba que el propietario de ese campo se había endeudado para salir adelante. 
En esos años remotos, el puerto tenía una gran actividad comercial, la competencia de productos extranjeros significaba otro obstáculo en el camino; la vida de los griegos se hacía cuesta arriba. Las hipotecas, a un interés del 12 por 100, se convirtieron para los campesinos en los grilletes de su esclavitud. Los impagos convertían a los acreedores en los nuevos propietarios de la tierra y amos de sus deudores. 



Cuando Solón tenía 47 años, en el 594 a.c  fue elegido  gobernador. Atenas vivía una gran crisis, la justicia era una  pamema, el dinero circulaba solo para los ricos, los campesinos malvivían, la hambruna era general. Poco respeto merecían las instituciones de Atenas en manos de unos desaprensivos. 

Solón recibió el encargo, sin condiciones, de sacar a la ciudad de la indigencia económica y social. Los eupátridas,  hijos de las buenas familias de Ática, divididos entre sí por el control de la economía, pero recalcitrantes en soltar sus privilegios, desconfiaban y con razón del nuevo arconte. 

¿Cuál fue la primera medida de Solón? Nada menos que el levantamiento de todas las deudas acumuladas sobre la tierra y la esclavitud de los deudores. Quedó prohibido, como entonces era habitual, hipotecar el único bien que tenía el pobre: su cuerpo. La orden era poner inmediatamente en libertad a los esclavos y los que ya habían sido vendidos al extranjero, fueron repatriados y el pago asumido por el Estado. Los eupátridas, los ricos, en torno a diez grandes familias del Ática,  perdieron parte de su patrimonio pero lo aceptaron porque temían más los desórdenes y el caos económico. 



La segunda ley de Solón fue una reforma monetaria y la estandarización de medidas y pesos. La siguiente, consistió en prohibir exportar productos agrarios escasos y de primera necesidad

La norma constitucional marcó un hito en las formas de gobierno. Creó el consejo de los cuatrocientos. Sus miembros eran elegidos por sorteo entre todos los habitantes y el contrapeso era la Cámara Alta -representación de los eupátridas-. Y por si tales medidas no fueran suficientes, dictó  que todo el pueblo de Atenas debería votar en casos de guerra y nombramiento de altos funcionarios estatales.  Quien no votara en estos plebiscitos  perdía sus derechos como ciudadano. La leyes se escribieron en pizarras giratorias que podía leer todo el mundo y la ley fundamental -Constitución- fue esculpida en piedra.

Y cuando acabó el trabajo, Solón se fue a su casa