Dedico la entrada a los escritores que cuelgan sus obras en formato ebook, pioneros de un ignoto territorio en el que casi todo está aún por descubrir.
El título es épico porque publicar en editoriales de soporte papel, es una hazaña que desafía la paciencia y el amor propio del aspirante a escritor, sea bueno, regular o malo. Las leyes civiles que regulan los contratos entre las partes salen muy perjudicadas en el negocio editorial. Cuando se trata de escritor primerizo -o no- y editorial, las partes contratantes están en desigual jerarquía, con una sobre protección de derechos para una de ellas, y una considerable carga de obligaciones y cesiones para la otra (y escasas alegrías)
En noviembre y la primera semana de diciembre, la ACEC, Associació d'Escriptors de Catalunya organizó, por iniciativa de los escritores y socios Francesc Cornadó, Ricardo Fernández y Albert Tugues, dos sesiones en las me invitaron a participar. En la última, el cuatro de diciembre pasado, estuvo presente Enric Sagrera, responsable de una empresa que se define como Agregador de libros, es decir, que ahorra al escritor el trabajo de montar la edición, convierte el manuscrito en formato adecuado para su edición electrónica, obtiene el ISBN, y gestiona la distribución en las plataformas digitales de libros, como es natural, previo pago.
Quien quiera y tenga la ilusión de publicar en ebook dispone de las dos vías. Elijo la auto edición en todas sus fases, en las que se ha de aprender de principio a final. Quien sólo toque el ordenador para escribir y navegar, tendrá que bregar con dificultades y peligros, dedicar tiempo, recursos mentales y emocionales para abrir la trocha hasta alcanzar su destino de escritor que publica sin intermediarios, en soporte digital. El manuscrito, convertido en un hermoso ebook que alguien, un día, bajará a su lector de libros es el premio. Yo lo he conseguido. Se puede.
La auto edición digital significa dedicarle tiempo, ojos enrojecidos, ataques de desánimo, ganas de renunciar por la incomprensión de mensajes que aparecen en la pantalla sin ser convocados. Habrá que volver a empezar, según nuestra habilidad, pero si al final lo conseguimos, todas las penalidades se olvidan. Como se olvidan los dolores del parto ante la visión física del fruto de nuestras entrañas.
¿Qué se gana en la publicación de nuestra obra en ebook? La libertad de elegir cómo, con quién y dónde. Se acabó gastar dinero en copistería y encuadernación. Adiós a la pesadilla de mendigar el favor de los agentes literarios y editores. Los profesionales del ramo de la edición claman contra el fantasma que recorre el mundo editorial. Se pellizcan incrédulos de la avalancha de autores que pasan de ellos. Denuncian la falta de control de calidad sobre la obra y el resultado penoso de las auto publicaciones.
Mi respuesta, aunque nadie me la ha pedido, pero pongamos que me la pidieran, sería esta: hay mucha birria en auto edición digital ¿y qué? Les mandaría a las mesas de novedades para que comprobaran el material que se publica y vende -por quince, veinte euros o más-. Les pediría que fueran un pelín sinceros. Si se cumpliera lo anterior, sé que a la vista del cambio de paradigma en el negocio y de la porquería que sacan al mercado, derramarían amargas lágrimas de arrepentimiento o tal vez de miedo. 56.000 títulos se publicaron en España en 2013. Me encantaría conocer el criterio comercial y otros intereses de índole sospechosa, para que se haya dilapidado tal cantidad de celulosa.También me gustaría saber cuántos ejemplares se han vendido de cada edición puesta en la calle y las regalías que han percibido los autores.
Le doy la razón a Harold Bloom en la entrevista que El país publicó el martes. No hay nada nuevo en la literatura que sale al mercado. Apenas nada que aporte algo distinto. Calidad, la hay, pero esa buena literatura es precisamente la que no está casi nunca en las mesas de novedades.
¿Merece la pena adentrarse en la auto publicación? Mil veces sí, entre otras razones porque ejercitamos el hemisferio derecho, donde dicen que reside las facultades creativas y después, iremos al izquierdo, donde nos pelearemos para que nuestras neuronas trabajen en lo concreto, aprenderemos cómo se comportan los algoritmos para que nuestro ebook sea más visible. Descubriremos la dulzura de publicar sin otro interés que no sea que una desconocida nos lea, incluso nos envíe un correo para sugerir algún cambio o corrección. No ganaremos dinero, como tampoco lo ganan los autores que no son mediáticos y que solo sirven para engordar el catálogo editorial. Seremos libres de ejercer control sobre nuestra obra. Pobres pero honrás.
Así que, puestos a no percibir contraprestación económica, o que esta sea irrisoria, que mis derechos estén cautivos durante años y otras lisonjas por el estilo, prefiero ser una escritora geek libre (geek, dícese de los que andan todo el día con el manejo de ordenadores y programas).
Habrá una segunda entrada sobre auto publicación digital, será en enero. mientras tanto, felices fiestas y próspero año 2015