Después de tres meses
de no pisar esta casa, he de reconocer que no la he echado en falta. He leído
algunos libros, no todos los que tenía previsto, y me alegro de que queden
pendientes e incluso, es posible que no los lea jamás.
Antes leía con el pensamiento puesto en el blog. Y eso no está
bien porque sin darme cuenta, a lo largo de estos años, la lectura se había
convertido en un medio y no en un fin en sí mismo. La finalidad utilitaria, desmerece,
en mi opinión, la naturaleza esencial de la lectura que no ha de tener otro propósito
que disfrutar, aprender y alejar nuestra vista de lo inmediato para contemplar otros
paisajes que acabarán siendo propios.
El otro día leía a no
sé quién que se lamentaba de visitar librerías en las que abundaban novedades,
la mayoría birrias insalvables. Que le cuesta cada vez más dar con algo que
merezca la pena. Concluía que la industria editorial se está cargando el libro, no la piratería, porque se deja arrastrar por lo que aconsejan los estudios sobre los gustos del
público. Vender libros como sea, sin más miramientos que el interés mercantil, así no suben las ventas, pero sí se
maltrata a los lectores.
Lectores somos todos
los que leemos una palabra detrás de otra, pero hay una categoría pejiguera, la de quienes buscamos libros con la expectativa
de encontrar una relación de largo alcance con ellos. Un flechazo que se concrete en un sentimiento
de entusiasmo y gratitud cuando descubrimos ese autor que parece que escribe
para nosotros, que esas palabras leídas y releídas nos sirven de consuelo porque iluminan la oscuridad, y porque también oscurecen una banal alegría para
darle la dimensión exacta, en fin que para esa clase de lectores, las mentiras
editoriales son como puñaladas por la espalda.
Hemos aprendido a desconfiar de las críticas en los suplementos
literarios. Recelamos de las enfáticas
recomendaciones en las fajas y contraportadas de los bonitos libros puestos en
la mesa de novedades. Ya no creemos en las palabritas que prometen la genialidad literaria
de la temporada porque estamos escamados de tanta promesa incumplida.
A todo esto, como los buscadores de oro con el cedazo, de pronto, deslomadas entre la vulgar arenisca damos con una pepita de oro y entonces medio
enloquecemos porque no hay libro que no sea para nosotros una señal del
destino. Una chifladura como otra cualquiera.
De todos los libros que he leído este verano, me quedo con una recopilación de escritos del filósofo Arthur Schopenhauer, Pensamiento, palabras y música, con un bien meditado prólogo de Dionisio Garzón.
“ Para leer lo bueno existe una condición: no leer lo malo,
pues la vida es corta y el tiempo y las fuerzas ilimitados.
La lectura no es más que un sucedáneo del propio pensar.
Dejamos que nuestras mente, sobre andadores, siga el camino que otro va
señalando. A esto se añade que muchos libros sirven para mostrar cuántos falsos
senderos existen y cómo podemos extraviarnos si los seguimos. Pero aquel a
quien el genio dirige, es decir, el que piensa por si mismo, el que piensa
libre y profundamente, posee la brújula para encontrar el camino verdadero ”
Ahí le ha dado.
Ahí le ha dado.
Luna jupiterina: bienvenida a la vida bloguera. Ya veo que te ha cundido el voto de abstinencia en la red con mucho provecho, al meno por lo que citas del filósofo alemán. Por otra parte los caminos de la lectura son variados e ilimitados. A la carta de cada cual, de sus gustos, búsquedas, anhelos y choques internos. Por supuesto que leer tiene que llevarnos a abrirnos a territorios ignotos y ajenos y, en la medida de lo posible, ocuparlos un poco. Porque a su vez ese sano ejercicio redunda a la inversa: cuanto captamos de esos otros espacios entra en nosotros. Al final tras cada lectura o serie de ellas ya no somos nunca los mismos. Una pizca de nuestra personalidad ha cambiado. De ahí que uno, supongo que llevado por la insuperada ingenuidad adolescente, aún espera que la lectura sirva para cambiar a hombres y a sociedades. Naturalmente, como bien dices, no cualquier libro de narración aporta algo diferente de lo que se ve; yo, para leer algo que conozco no malgasto el tiempo y la paciencia en verborreas entintadas, por ejemplo. Y, por cierto, esa sensación de que de vez en cuando se necesita un flechazo de lectura, una caída especial en una revelación, la tengo cada equis tiempo. En fin, que por aquí estamos. Ahora deberías decir como el otro (el ilustre): "Decíamos ayer..."
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí y de acuerdo.
EliminarComo en cualquier otra experiencia en la que sentidos, razón y emoción se ayudan para obtener todo el provecho, satisfacer la curiosidad, aprender o lo que sea que pretendamos, hay un ida y vuelta, enriquece o empobrece, según. La lectura en mi caso, que no quiero pontificar, es como la gente con la que te cruzas, algunos van a ser amigos y otros, no traspasarán el límite del saludo porque su contacto, la verborrea sin sustancia, mata las neuronas más que el fumar.
Regreso con buenas intenciones, entre ellas recuperar el ritmo de lectura en los blogs que me gustan.
Otro abrazo
Una de cal (Fackel) y ahora una de arena...La frase :"Después de tres meses de no pisar esta casa, he de reconocer que no la he echado en falta." denota un cierto egoísmo. Puedes creer que detrás de tus escritos, si habían personas que te echaban en falta.
ResponderEliminarA lo referente a los libros, me pasa que suelo releerlos. Así con el 2666 del Bolaño, La Lámpara Maravillosa del Inclán, el Quijote, el Curso de Filosofía del 6º de bachillerato (el mejor libro de la materia escrito jamás)..No se porqué..ahh , La conjura de los necios.., Los poemas de oficina del Benedetti...¿ porqué ?, creo que porque disfruto y los encuentro siempre nuevos.
Por lo demás me alegro mucho de volverte a encontrar.
salut ¡¡¡¡
Miquel, gracias por tenerme presente. La verdad es que a veces abusamos de los amigos con la cháchara virtual, el silencio no excluye, es una manera de airear la relación, sobre todo cuando ambas partes saben que es una interrupción técnica.
EliminarPues tu selección de lecturas no es manca, se necesitan un par de veranos, al menos, para disfrutarlas. A poder ser bajo la sombra de un pino con el mar en lontananza, bueno y con internet, wifi y todo para no echar de menos a nadie.
Abrazos.
El descanso y el retiro temporal del mundillo bloguero produce un efecto higiénico, da tranquilidad y permite leer sin condiciones. Leer sin el ánsia de pillar aquello que luego pondré en el blog, leer sólo por el placer que produce la palabra inteligente, esta es la cuestión.
ResponderEliminarCreo que no debemos malgastar el tiempo leyendo inmensa cantidad de las memeces que se publican, autores sin conocimiento de la lengua y de cultura escasa van llenando las estanterías. "No leer lo malo" esto es muy fácil y barato, se logra simplemente leyendo a los clásicos.
¡Ah!, lo dicho vale también para la música.
Un abrazo
Francesc Cornadó
Pues claro, es tan sencillo y sin embargo cuesta aceptar que esa fiebre por estar a la última llena de basura la cabeza.
EliminarQuizás la cosa está en leer como hacíamos cuando éramos niños, sin otro ánimo que la diversión, sin competir por ver quién sabe más y conoce más autores.
Estar pendiente de las redes nos quita tiempo, no solo para leer, también para reflexionar sobre lo que hemos visto. Es un frenesí al que he puesto freno, y espero continuar así, dedicándole el tiempo imprescindible para leer los blogs, contestar correo, algo de la cosa profesional y poco más.
Abrazo
No hagas caso de Cornadó ¡¡¡ es un impenitente. Él lee todo lo que cae en su mano.
ResponderEliminar¿ Qué hubiera sido sin mi si él no hubiera entrado a visitarme ?
Anda ¡¡¡ que lo responda el valiente ..
Un beso
Eso que responda o calle para siempre.
EliminarSi ya sabemos todos que es un pozo de sabiduría -aunque disimule- porque entre las cualidades que apreciamos de él su humildad sobresale, como el bien cultivado sentido de la amistad.
Otro beso
Queridos amigos, cómo voy a callar. Observo este pozo que decís y veo que en lo más profundo reina la oscuridad, yo me conformo con ser un charco y jugar con mis amigos a saltarlo a la pata coja.
EliminarSalud
Te puedes pasar la vida leyendo a los clásicos, pero un contemporáneo de un clásico no leería nunca a un clásico por estar leyendo a los clásicos.
ResponderEliminarUna trampa sin remisión porque ¿cómo saber que un coetáneo se convertirá en clásico? ¿Y clásico con referencia a qué?
EliminarNo tengo prejuicios sobre la lectura, solo busco que me interese y me diga algo de lo que busco, puede ser un filósofo alemán o un tebeo de Mushishi -que tiene su miga-. Un día escribiré una entrada sobre los mangas japoneses.
No me cabe duda que buscas páginas que sean compañeras de largo alcance...justo lo contrario que lo que nos ofrecen hoy, con alguna excepción, que tiene en la solapa la marca ineludible del trilero sacacuartos...
ResponderEliminarMe llama la atención que cuando leo un suplemento cultural, y no vamos a citar nombres...todos los libros son interesantísimos y buenísimos...es increible que no encuentren uno malo o flojo o hueco o sin sustancia, con lo fácil que a mi me resulta.
Buena senda has escogido...suponía que sobrevivirías sin red...estaba seguro...hay tanto por hacer, ler , escuchar, mirar, tocar, sentir....un abrazo
V, y no solo se sobrevive sin red, incluso se ve mejor el panorama, como con más claridad.
EliminarEs verdad que a veces, una tiene la sensación de que críticos, editoriales y suplementos literarios son uña y carne y claro, cuando hay tanto roce, el cariño ciega y no deja ver los defectillos. En fin, para eso estamos los lectores, para distinguir el contenido del envoltorio, por más celofán y lazos que le endosen.
Otro abrazo
Vamos, que ha vuelto usted más crítica y libre que nunca; y dispuesta a impedir que otros dirijan su pensamiento, sólo determinada a disfrutar y aprender leyendo lo bueno, que sí, Perogrullo también lo diría, sólo es posible no leyendo lo malo.
ResponderEliminarBienvenida al decadente y cada vez más solitario mundo bloguero. Y no crea que por una alternativa mejor. ¿Qué se puede decir en 140 caracteres?
Este comentario tiene tres veces más y apenas he dicho algo.
Un saludo.
dlt, es verdad que lo coherente sería apagar y quedarnos en nuestra sala de lectura, sin wifi ni otras ventanas al exterior, pero a pesar de todas la esclavitud y confusión de lo digital, merece que estemos aquí, aunque sea con 140 caracteres, como bien dice.
EliminarEntre otras cosas, porque hay mucho y bueno para leer, sin ir más lejos escritores de blogs que exhiben calidad y criterio, es su caso.
Ni todo el día frente a la pantalla ni vivir de espaldas a ella, es lo que intento. A ver si lo consigo.
Un abrazo
Se ha impuesto usted una difícil misión, pero ineludible, porque es la suya y no cabe otra.
ResponderEliminarBienvenida de regreso, madame. A ver si ya puedo volver a asomarme con cierta asiduidad.
Buenas noches
Bisous
Muchas gracias, Madame, encantada de verla por aquí.
ResponderEliminarAsí es, habrá que poner toda la intención en cumplir el propósito.
Bisous
Excelentes reflexiones librarias en tu regreso otoñal.
ResponderEliminarBienvenida otra vez.
Gracias, Jorge. Habrá que ver si somos capaces de sacarle provecho al otoño.
EliminarUn abrazo
A veces viene bien desaparecer un ratito... Un saludo desde Murcia...
ResponderEliminarClaro que sí. Va genial, gracias por la visita.
ResponderEliminarSaludos
He visto un comentario tuyo en Tot Barcelona, te dejo la conferencia :
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=ndytT6CCBn4
Gracias, la acabo de ver. Confirma mis sospechas de lo que hay detrás de toda esa parafernalia editorial, por más mona que se vista. En fin, deplorable, pero peor aún es el régimen de control y aislamiento de los disidentes, los que no son ni amiguetes ni consentidores. Estoy por dedicarle una entrada a Gregorio Morán y enlazar el vídeo.
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