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¿De qué trata la vida? De lo mismo
que la literatura, y viceversa: gente a la que le ocurren cosas con un
desenlace previsible o inesperado.
En algunos casos, el
nexo causa-efecto está presente de manera clara, el personaje sufre las consecuencias de sus actos, y cuando eso pasa, nos sentimos
mejor porque nos reafirma en la idea de
que el mundo está regido por un cierto orden, confiamos en la existencia de una Ley Universal inapelable, se llame Karma o Justicia Divina, ambas son coincidentes en el mecanismo de compensación encargado de repartir sanciones y retribuir
cualquier acto humano, sea bueno, malo o regular.
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En las novelas, el interés de los lectores se mantiene formulando preguntas y retrasando respuestas.
Esta definición es del escritor David Lodge, y me parece muy pertinente también para aplicarla
a la vida humana, solo que en este caso, la diferencia con la ficción reside en
el nudo, ya saben: planteamiento, nudo y desenlace. El nudo es el meollo de la
historia y la parte más peliaguda, oscura
e incomprensible, cuando se trata de entender la vida de un ser humano de carne y hueso.
Algunos autores exhiben una sabiduría asombrosa, demuestran
un conocimiento intuitivo de los
mecanismos psicológicos que ocurren dentro de nuestras cabezas, son capaces de crear una emoción intensa de repulsión y también de agradecimiento, con un final reconfortante
en el que el Mal recibe su merecido. Otros escritores se complacen en mostrar un mundo
caótico, sin premios ni castigos o con ellos, pero repartidos al tuntún, o lo que es peor,
con premio para el asesino.
Caravaggio, fragmento de Descanso en la salida de Egipto |
A la escritora Patricia Highsmith, le encantaba dejar a los
lectores con mal cuerpo, sobre todo en la saga de Ripley, las cinco novelas en
las que Tom Ripley, un asesino, ladrón y amoral vive como un rajá, tan campante y sin ningún tipo de remordimiento. El asunto es
que Highsmith se las ingeniaba muy bien para
que los lectores sientan cierta simpatía
– o mucha- por el tal Ripley. Un tipo bien
parecido, rico y con una envidiable existencia.¿Tanto poder tiene la literatura para transformar las emociones y limar
la sensibilidad moral?
La respuesta es sí, y se amplía a todas las expresiones artísticas y pseudoartísticas –sin mencionar la propaganda de cualquier tipo, que está dirigida a crear opinión y modelar aspiraciones–.
Vuelvo a Highsmith, algunos de sus relatos y novelas han
sido llevadas al cine, como Extraños en un tren, de Hitchcok, o el Talento de Mr. Ripley. En ambas historias, aparece con deslumbrante
claridad, sobre todo en Extraños en un tren, la facilidad con la que cualquiera, un
ciudadano normal y corriente, puede
convirtirse en un asesino, arrastrado por un acontecimiento fortuito,
irrelevante en apariencia e imprevisible. La certeza que inocula Highsmith es la de de que vivimos en un mundo caótico y que somos
presa del azar, por esta razón dejé de leer sus relatos y novelas. La
sustituí por P.G Wodehouse, que tiene un personaje un poco botarate,
pero Guapo, rico y distinguido, con un mayordomo ideal: Jeeves, que sabe de todo y aconseja la actitud correcta en todo tiempo y lugar. Y aunque también el azar es el causante de líos,
delitos y lucha soterrada de clases, el Bien en las novelas de Wodhouse se abre paso para ordenar el
caos en forma de risas cuando las leemos, y lo adereza todo con hermosas mansiones, vistas al mar calmo, entretenidos bailes al anochecer,
y socarrones criados que saben poner en
su sitio a los Señores. Y como diría Gila, en las novelas de P.G Wodehouse se mata casi nada y muy mal.
Comparto tu opinión, y también me sabe mal las novelas en donde "el malo" sale triunfante, pero a mi edad me he dado cuenta de que la vida ( ese planteamiento, nudo y desenlace) generalmente se comporta sí.
ResponderEliminarTambién me cuesta distinguir entre el amoral y el inmoral, no logro ver la diferencia con nitidez.
Un saludo
Miquel, por eso no fastidia tanto, porque el final sin castigo constata que es así como sucede muchas veces en la realidad. ¡Cuántos crímenes que parecen accidentes y cuántos canallas que andan por el mundo con el aplauso general!
EliminarEn cuanto a los personajes amorales, no es preciso el término en este caso, quería decir aquellos que no son conscientes del daño porque les importa una higa el sufrimiento. El inmoral es el que a sabiendas sigue haciendo daño.
Un abrazo
Suena relajante, madame. Habrá que probar a Wodehouse, en especial en esos momentos en los que nuestro caos personal no parece capaz de ordenarse de ninguna manera. Lástima no tener a mano un Jeeves!
ResponderEliminarFeliz día
Bisous
Sería una gran cosa que alguien tan ponderado, irónico y resabiado como Jeeves, estuviera de vez en cuando a nuestro lado, para señalar las pifiadas con una sutil mirada de reconvención.
EliminarBisous y pase usted una buena tarde
Jeeves es inigualable y Bertie Wooster un caballero bondadoso y ejemplar. Larga vida a los dos.
ResponderEliminarSí, cuánto disfrutamos con las respuestas de Jeeves a Bertie, siempre en el tono justo y aleccionador, sin perder las formas aunque caigan chuzos de punta.
EliminarSaludos
Será que la vida imita a la literatura, esto lo constatamos con el paso del tiempo del mismo modo que con el paso del espacio podemos constatar cómo la naturaleza imita al arte. Sólo es cuestión de percepción. Será aquello que ya enunció Kant, en cuanto a las formas apriorísticas.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Desde luego, Francesc, con el tiempo, nos percatamos de que una parte considerable de lo que sabemos procede de novelas que hemos leído, una especie de experiencia vital indirecta. La cuestión es que, en este punto, hay que reconocer el entrelazamiento entre realidad y ficción escrita. Una alimenta a la otra y viceversa.
EliminarUn abrazo
Pues tengo claro que la literatura se sirve de argumentos vitales casi siempre que, contados con más o menos talento triunfan o no en la imaginación del lector, aunque a veces..., a veces hay personajes que hacen de su vida una novela.
ResponderEliminarUn saludo.
Es más, hay vidas tan chocantes e inverosímiles que parecen mentira; y otras tan sencillas y previsibles que parecen vivir en un limbo, algo así como gente que pasaba por allí. Algunos están empeñados en creer que su vida es de película o de novela, y en muchos casos tienen razón, porque es para no creer que alguien pueda vivir ciertas experiencias y salir más o menos indemne.
EliminarSaludos
Es tan extraordinario el texto...que como siempre me dejas pensando y casi olvido responder. Y la respuesta no es por cortesía, ya que aquí hay mucha tela que cortar.
ResponderEliminarYo parto de la base de que caben todos los comportamientos en el gran abanico de la naturaleza humana. Golding en el señor de las moscas nos demuestra en unos niños hasta que punto...
Y luego hay otra cuestión, la ficción esta relacionada con el arte. Y el arte en ningún caso puede ser orden, pues está estrechamente ligado al caos. Bueno, sí que puede mostrar el orden, pero lo artístico y lo caótico van de la mano. Esa exploración artística siempre se adentra intentando comprender nuestra existencia y las múltiples caras de la naturaleza humana en un trabajo sin fin. Ese es su gran mérito, creo.
Por eso yo entiendo que una buena novela y el ejercicio de leer está lejos del actual concepto de entretenimiento. Aunque la novela pueda ser entretenida y jovial.
Ripley muestra una cara del individuo a la que, es cierto, en ocasiones no nos gusta asomarnos. Pero existe. Tal vez nos encontremos más cómodos con otras lecturas. Yo suelo alternar.
Me inspiras sobremanera. Hasta tal punto, que pensaba hablar de una película y voy a hacerlo de otra después de leerte. Eres un lujo para la única neurona que me queda. Un abrazo
Caray, V, estoy deseando que cuelgues la nueva entrada.
ResponderEliminarMe parece que la entropía, disculpa las limitaciones en el campo de la ciencia, anuncia algo parecido a que el desorden es la estación final y hacia donde se encamina la vida, por si algún optimista pensaba lo contrario, viene la ciencia y pone los puntos sobre las íes.
No podemos esperar otra cosa que ser parte del Caos y manejarnos en él como buenamente seamos capaces.
La vida humana, confusa e incomprensible, necesita del Arte, en cualquiera de sus manifestaciones, porque nos da la oportunidad de comprender por un instante el lío en el que vivimos y ya, la repera, disfrutar de él.
En Highsmith y las películas que han salido de sus obras, hay una recreación en el desorden moral de la mano del sufrimiento ajeno que me disgusta, muestra lo retorcido y maligno pero no va más allá, no es un Chejov que nos hace reflexionar sobre el Mal, para revelarnos que podemos enfrentarnos a él sin más equipaje que la voluntad de no dañar.
Otro abrazo
Deseo para usted una hermosa primavera por delante!
ResponderEliminarAquí en Brasil nos adentramos en el otoño ahora ...
el tiempo adecuado para la reflexión y la buena lectura,
como lo encontramos aquí en el blog, que merece toda nuestra atención!
Gracias por su presencia ..
Abrazos