Detalle de Santa Lucía de Francesco de Cossa, 1473.
Hace unos días leí las primeras páginas de la obra de Steve
Moore, La novela, una historia
alternativa. En pdf, gracias a José Luis Amores que las ha
traducido y ha obtenido el permiso del
autor para colgarlo en internet.
No había leído nada
de ellos, ni tenía noticias de la
existencia de un libro que es un
compendio de conocimiento libresco, mundano y sesudo, aunque esto último suena bastante mal. Steve Moore pone al servicio de los lectores su erudición literaria, un
juicio preciso sobre lo que en su opinión es la novela, la narración y desmonta, sin pedantería ni
prejuicios canónicos, tópicos que
circulan como dogmas de fe por los suplementos literarios sean de postín o de medio pelo.
Historia de la novela desde el siglo IV a. C,
sin ahorrar alegres consideraciones sobre autores que arrasan (legibles) y otros que crean arte
cuando escriben, estos últimos pertenecen a la categoría innovadora,
inconformistas que les trae al pairo
gustar al lector medio y a los gurús de las editoriales.
Todas las tramas que podamos imaginar ya han sido escritas
antes, en realidad, media docena de argumentos con algunas variantes y para de
contar. Para escribir una novela con sustancia, cualquier historia vale, la
diferencia entre un churro de amplio espectro lector o una estimulante narración es que esta última
emociona, enseña y desvela algo que desconocíamos hasta ese momento.
Hace unos años me prendé de una historia que quise convertir
en novela. El 15 de agosto de 1977, a
las 23:16 horas, el radiotelescopio Big
ear, con la ayuda de un procesador IBM transformó en código alfanumérico, una señal recibida desde el espacio, en la
frecuencia 1.4GHz, la duración de la señal
fue de 72 segundos, el tiempo que el telescopio tardaba en observar un punto preciso del
espacio.
El astrónomo Jerry Ehman, anotó la exclamación WOW! en el margen del papel junto al código 6EQUJ5, una señal procedente de la
constelación de Sagitario, 30 veces más potente de lo esperado y en una frecuencia
prohibida. Se descartó por imposible que
procediera de satélites artificiales, emisiones terrestres, y cualquier otro origen humano.
El esquivo Wow, es un libro que acaba de publicar el astrónomo
Robert Gray sobre la historia de la señal enigmática, de la que se sigue sin saber nada. Podría ser una buena novela, aunque esa no sea la intención
del autor. Tiene misterio, conflictos institucionales, lucha de egos, recortes presupuestarios, estúpidas decisiones políticas y hasta una pizca de
amor –por la astrofísica-.
|
Madame, suena realmente apasionante, como todo lo que usted nos cuenta. Acabo de proponerme buscar cuanto antes ese libro. Muchas gracias por hablarnos de él.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
No pongas en duda de que no estamos solos...Que tenemos compañía, que la hemos tenido y que la tendremos, es más que evidente, otra cosa es que interesa al sistema el decirlo...salut
EliminarSi se refiere al de Moore, seguro que lo disfrutará y el del astrónomo es muy entretenido.
EliminarBisous.
Yo tampoco tengo dudas, no estamos solos. No sabemos si las otras inteligencias tendrán el aspecto de una medusa, lombriz o se parecerán a nosotros. Algún día habrá un contacto con esas otras inteligencias. Quizás tengamos suerte y podamos verlo.
EliminarUn abrazo
Querida Amaltea, no parece que hayan argumentos nuevos, todo está escrito en los clásicos, nihil novum sub sole, ya sabes de mi afición a la lectura de los autores antiguos, en realidad, doy poca importancia a la originalidad de un texto, cuenta más -creo- el aspecto formal, el cómo está escrito.
ResponderEliminarPor otra parte, creo que sería presuntuoso pensar que también nosotros somos originales, que estamos solos, nada de eso, por ahí seguro que andan otros personajes, quizás en alguna luna pequeñita más o menos cercana a Júpiter.
Salud
Francesc Cornadó
Yo también creo muy posible que no estemos solos. No sé si será en algún planeta de algún sistema estelar de Sagitario, de otras nebulosas, de otras galaxias o incluso de otros universos o de algún anti todo eso que ya he dicho.
ResponderEliminarHe estado mirando la distancia que nos separa de las estrellas más próximas de Sagitario, que no están excesivamente lejos: ciento y pico o doscientos años luz; y es posible que si por allí hay alguien, estén a punto de recibir una señal nuestra dentro de unos…, digamos ¿setenta u ochenta años? Y es de suponer que ahora ciento y pico o doscientos años después de enviar ellos aquella señal hayan mejorado mucho, como nosostros, y quizas estemos en disposición de conocernos. Me pregunto, si podríamos quedar a medio camino. Y pudiera ser que no hiciera falta un novelista para contárnoslo.
Sea como sea, esa novela sobre aquella radioseñal, usted lo dice bien, parece tener los ingredientes precisos para hacer pasar un buen rato.
Ha sido un placer leer su entrada. Un saludo.
Francesc, desde luego, sabes bien de lo que hablo porque tus notables recursos estilísticos te distinguen.
ResponderEliminarNada es original, la diferencia es el cómo. Pongamos por caso la historia de una adúltera con final fatal -para ella-, pues tenemos una noticia de seis líneas, también una telenovela previsible y sin enjundia o Madame Bovary y Ana Karenina. La trama es la misma.
En esa luna pequeñita, o en cualquier otra, habrá, como dices, personajes que confío sean pacíficos y con buena conversación.
Un abrazo.
Me faltan luces y me sobran rayos, mi querida Amaltea...
ResponderEliminarLos rayos traen luz que deslumbra, así que no te falta de ná.
EliminarSi nos atenemos a que nada puede viajar mas rápido que la luz (c) y que esos lugares donde puedan existir otras formas de vida pudieran estar en sistemas cercanos como pudieran ser las Nubes de Magallanes 150.000 años-luz aproximadamente (la mas cercana) no llegaríamos nunca.
ResponderEliminarAhora un poquito de Cienca Ficción:
Integrémonos en Star Trek como tripulación de una nave Enterprise de última generación.
Tendríamos todas las posibilidades de llegar a sitios muy, muy lejanos, encontraríamos gran variedad de formas de vida, desde la irracional hasta la racional. Confraternizaríamos y ya podríamos decir que no estamos solos.
Ahora volvamos a la realidad.
Por el hecho de ser todos los de nuestra especie iguales y estar confinados a este planeta como colectivo ¿podemos decir que estamos solos? o la realidad es que nos hemos confinado en nuestro propio yo.
Exploremos nuestra sociedad y nuestro medio seguro que cuando nuestros descendientes terminen ya tendrán su Enterprise.
Buenas noches a tod@s.
Que podamos contactar con vida inteligente extraterrestre es cuestión de tiempo, si antes no sobreviene la extinción de la humanidad. No me parece incompatible explorar la sociedad, como dices, y extender nuestra curiosidad y conocimiento fuera de las fronteras de la Tierra. La imaginación es el gran motor que hay detrás de los hallazgos y descubrimientos. Alguien imaginó un día una pantalla y un teclado que conectara a millones de personas, y hete aquí que gracias a esa idea estamos aquí.
ResponderEliminarNuestra Enterprise es donde vivimos, un planeta que se mueve alrededor del Sol a 107 118 Km./hora
Velocidad a la que el Sol arrastra a la Tierra alrededor del centro de la Vía Láctea: 273,58 Km./segundo
Velocidad a la que la Vía Láctea se traslada en el espacio: más de 270 Km./s. Si casi siento el viento solar en la cara.