¿Por qué no puedo ser bueno? se preguntaba Lou Reed en la película Faraway, so close! ¡Tan lejos, tan cerca! de Wim Wenders. Dos horas quince minutos de película en la que el ángel de las lágrimas hace todo lo posible para hacerse humano, lo consigue al final de un rápido e intenso aprendizaje de su corta vida. Descubre un mundo de mortales, coloreado, irreal y absurdo. Cassiel, un ángel que cumple su deseo de hacerse humano. Un tipo raro, un inocente que en su existencia mortal berlinesa, se impone el nombre de Karl Engel y que le regala al anciano Konrad la frase con la que le demuestra que puede morir en paz porque en su vida hubo un acto inmenso de amor que no recordaba: eres uno que fue hallado, le dice Cassiel a Konrad y el viejo sonríe y recuerda. Sabemos que tiene razón el ángel del tiempo cuando corrige a Karl Engel en su disfraz de hombre convertido en acompañante de un capo:
-Estás equivocado, el tiempo no es oro, el tiempo es la ausencia de oro.
No sé qué quiso decir Wim Wenders con esta película y su hermana: El cielo sobre Berlín. ¿Qué importa la intención del director y si el mensaje es espiritual o una broma mística? Interesa la verdad de la imagen y de la historia. ¡Tan lejos, tan cerca! emociona por su belleza y por sus palabras, porque todos queremos ser buenos, aunque sea un segundo en la vida y que un ángel, alguna vez, nos eche su aliento en el cuello. Nos gustaría reconocer en esa leve corriente, como el pizzero Ángelo, el aire del Mensajero, muy cerca de nosotros a pesar de que la razón nos haga creer que anda muy lejos. Necesitamos un ángel, aunque sea un poco triste y torpe como Cassiel, que nos diga que la luz de nuestros ojos viene del corazón con destino a los ojos de los otros.
Imágenes: web de contenido público y fotograma de la pelicula Faraway, so close! de Wim Wenders .
Apreciada Amaltea: Agradezco, como berlines de adopción que fuí, durante un tiempo siniestro y fosco, el que me retrotraiga a este pasado, cada vez más lejano.
ResponderEliminarDebería recordarle, sin ánimo de polémica, ni de supuesta superioridad por haber vivído en las extremadamente duras pruebas del período más oscuro de mí país, que también nosotros, buscábamos, y creímos haber encontrado (¡que ilusos fuímos!, amén de egoistas y soberbios), nuestro ángel salvador, que, desgraciadamente, si algo tenía de ángel, era la del caido, en fin, un demonio encarnado en humano, con toda su corte no menos demoníaca, para hacer su macabra rueda por este pequeño y aún poco humano planeta. No sabe Vd. bien cuánto nos arrepentimos, pero... claro, a tiempo pasado, y con el mal inmenso y desatado por todo el orbe.
Retomando el hilo de la película que Vd. menciona, y supuestamente contemporáneos del mismo, siendo vecinos bien informados de las andanzas primerizas del "humanizado" Cassiel, cuándo entra en la pendiente de la degradación humana, ¿habríamos dado algún marco, siquiera algún pfenning, por una posible recuperación positiva del personaje?. Lo dudo mucho, pero recuerdo, para finalizar, el clásico: "El infierno esta empedrado de buenas intenciones".
Siga Vd. con salud, admirada Amaltea, y siga librandose de la fuerza del lado oscuro.
Amigo Guderian, la reflexión sobre las horrendas horas que le tocó vivir tiene toda la amargura de las verdades reveladas y comprendidas a destiempo, cuando la posibilidad de rectificar no es posible. Es, y perdone la comparación, como la letra del viejo bolero que lamenta lo que puedo haber sido y no fue. Es el drama de la humanidad reconocer el error o la oportunidad perdida cuando ya es demasiado tarde y hay por medio muchos perjudicados. Estoy de acuerdo con usted, al pobre Cassiel, tirado sobre el duro suelo, pocos le echariamos una mano. Para reconocer la luz, antes hemos de caminar un largo trecho entre las sombras.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Hola Amaltea
ResponderEliminarQué solos nos sentimos los humanos y muchas veces tan abandonados y nos morimos, solos.
Si pudiéramos percibir ese aliento del que hablas, esa ligera brisa que nos dice que hay un ángel, un buen ángel a nuestro lado, quizás los humanos nos miraríamos con esa mirada que brota del corazón.
Voy a ver la película otra vez. Gracias Amaltea por tus palabras siempre llenas de inteligencia y belleza.
Un abrazo muy grande
Sí, Tati,si fuéramos capaces de mirarnos con el corazón, con un corazón limpio e inocente, cuánto sufrimiento nos ahorraríamos.
ResponderEliminarOtro gran abrazo para tí.
Pasaba por aquí y he notado un soplido en la oreja. ¿Eres un angel?
ResponderEliminarUno de tantos.
Aún no, uno de tantos.
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