David Hilbert, matemático que nació en konisberg en 1823, era un tipo mucho más viajero que su paisano el filósofo Kant, nacido en 1724 y que no salió jamás de su pueblo. El autor de Crítica de la razón pura creía, el muy bendito, que el mundo caminaba hacia una sociedad ideal donde el legislador pariría leyes conformes a la voluntad única de todos los ciudadanos. Y eso lo pensó sin salir de casa. En cambio, David Hilbert se inventó un Hotel Infinito, con infinitas habitaciones para responder al interrogante: ¿son infinitas las partículas que componen el Universo? Su ocurrencia de que todos los viajeros que llegaran al Hotel Infinito tuvieran habitación, siempre que los clientes alojados se trasladaran a la habitación siguiente a la que les fue asignada -el de la habitación 1 pasaría a la habitación 2, etc- es tan sugerente y literaria que por muy zote en ciencias que una sea, intuye la elegancia y brillantez de una teoria capaz de dar cobijo a todos los infinitos viajeros que quieran dormir en una de sus habitaciones.
Foto:Raise the Hammer.
me continua molando más Kant porque aunque su idealismo no se cumpla -de momento- es más plausible que el de tener un hotel con infinitas habitaciones (no veas la cantidad de toallas y champues requeridos)
ResponderEliminarEso sin contar con pasar el aspirador por el pasillo.
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