Aunque viviera mil vidas ninguna de ellas
sería mejor que esta. La frase está siempre
en boca de la Loli,
actriz de variedades que un día baila como el malogrado Mikel Jackson y
al siguiente saca palomas mensajeras de un bombín, en cualquier teatrillo
de mala muerte de las ciudades que recorre en su gira europea. Su edad y
estado civil es un secreto que jamás desvelará porque sabe que perjudicaría su reputación de actriz polifacética. La Loli tiene
gracia y es versátil como sólo pueden ser quienes
han crecido en la más abyecta pobreza económica. ¿Qué dijo La Rochefaucould sobre el ingenio? pues que es
imposible gustar al público durante mucho tiempo cuando se dispone de un solo talento. En desafiar esta máxima se dirige
toda la energía de la Loli:
canta, se contorsiona, es ventrílocua,
practica la magia de cerca y suelta unos recitativos filosóficos que dejan al
personal consternado, por su hondura y verdad. Adereza anécdotas propias y
ajenas que nunca existieron. Predica paciencia frente a la desesperación a los
pocos viandantes que se quejan de su suerte. Confía en el prójimo, que nunca le
falla, cuando entre la mochila y su
maleta de ruedas no alcanza a juntar cinco euros. De tanta admiración que
siente por su miserable y solitaria vida, la Loli ha
conseguido ganarse el respeto de sus semejantes y una entrevista en la tele
local.
Imágenes NYPL, colección de ilustraciones teatrales de William Worthen Appleton.
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